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EE UU, Rusia y la UE siembran de armas Oriente Próximo La venta de armas aportará 46.000 millones de dólares a la industria militar estadounidense
EE UU es una máquina de guerra. Su presupuesto de defensa para el ejercicio fiscal que arranca en octubre es de 481.400 millones de dólares (352.000 millones de euros), y si a eso se suman los costes no presupuestados destinados a la ocupación en Afganistán e Irak, el total supera los 640.000 millones de dólares, el equivalente al 4% del PIB y el 45% del gasto militar mundial. Como dicen en Wall Street, "en tiempos de guerra es momento para invertir en empresas que venden armas". La anunciada venta de armas a Oriente Próximo da aún más impulso a una industria que marcha viento en popa. En el parqué neoyorquino no pierden estos días de vista las páginas políticas de la prensa, porque dicen que puede encontrarse muy buena información, como el suculento contrato de armas anunciado para los seis aliados en el Golfo Pérsico, Egipto e Israel. El motivo es simple: la primera beneficiada de los contratos avalados por el Pentágono y el Departamento de Estado, claves para apoyar los intereses de EE UU en la región, es la poderosa industria de la defensa, que aprovecha las triquiñuelas geopolíticas para hacer caja. El Gobierno norteamericano ha autorizado ventas de empresas estadounidenses por valor de 46.000 millones de euros a los países del Golfo, a Egipto e Israel, aunque las armas destinadas a Israel, por valor de 22.000 millones de dólares, llegarán como regalo pagado por los contribuyentes estadounidenses. "La locura que corre por el mundo da impulso a la industria de la defensa", como dice Jim Cramer, que dirige el programa Mad Money en la cadena CNBC, a los inversores que siguen sus recomendaciones. "Estos contratos no hay que verlos sólo como una ayuda (sic) a los países aliados en Oriente Próximo, sino como una ayuda a la industria doméstica, para que sea rentable. El futuro se presenta brillante para este sector", reitera. Boeing, Lockheed Martin y Raytheon son algunos de los nombres que integran lo que en EE UU se conoce como el triángulo de acero o el complejo militar-industrial, un concepto utilizado por primera vez por el presidente Dwight Eisenhower para definir la simbiosis que hay entre las Fuerzas Armadas, el sector privado y la élite política en Estados Unidos. Un cartel en el que los militares dependen de la industria de defensa para dotarse de material y los contratistas de Washington para garantizarse sus ingresos. Las cifras oficiales muestran que Arabia Saudí es uno de los principales clientes de armas de EE UU. Matt Schoerder, de la Federation of American Scientists, uno de los grupos de reflexión especializados en Defensa, explica que este país "es muy dependiente de Washington en cuanto a armas y formación militar, y está dispuesto a pagar por ello". Sin embargo, no cree que este contrato vaya a suponer una revolución respecto a lo visto hasta ahora. El nuevo paquete de 46.000 millones incluiría armamento avanzado, actualizaciones para aviones de combate y barcos. El problema es que algunos miembros del Congreso ven, por ignorancia, a Arabia Saudí como un país refugio para los terroristas y una amenaza para Israel, pese a que se trata del mejor aliado de George W. Bush en la zona. El contrato de armas con los países del Golfo Pérsico saldrá adelante, según los expertos, a pesar de las reticencias mostradas por los liberales en el Congreso, por el simple hecho de que se trata de un importante negocio para EE UU y porque tiene especial cuidado con Israel. Schoerder no descarta, sin embargo, que se puedan modificar algunas partes del paquete para retirar las armas que se consideran "desestabilizadoras". Cramer insiste en que el aumento del gasto militar no parará de crecer si los republicanos pierden la Casa Blanca en 2008. "- los demócratas- Deben gastar fortunas en Defensa para mostrar que están interesados en la seguridad, a pesar de que digan que quieren recortar gastos en Irak", reitera en sus consejos a los inversores, hasta el punto de que augura que el presupuesto en Defensa llegará al 6% del PIB. Un negocio suculento El triángulo del acero, muy ligado al poder estadounidense, lo integran , además de Boeing, Lockheed Martin y Raytheon, una larga lista de compañías conocidas, como Carlyle Group, General Electric, General Dinamics, Northrop Grumman, Honeywell y United Technologies. Son las principales contratistas del Pentágono especializadas en armamento y sistemas bélicos. Por no dejar de citar a otras más pequeñas como Alliant Techsystems, especializada en armas avanzadas. Sólo hay que ver sus cotizaciones para constatar que tienen el viento en popa. El valor total de los acuerdos para transferencias de armamento firmados por EE UU ascendió a 12.800 millones de dólares (9.300 millones de euros) en 2000, según datos gubernamentales, lo que representa casi un 35% de los contratos similares firmados en todo el mundo. EE UU encabeza también las entregas de armamento, con el 45,6% del total. Al otro lado están los clientes, donde Oriente Próximo es históricamente el principal destinatario de los contratos militares norteamericanos. EE UU exporta a la región el 50,2% de su material militar (17.600 millones de dólares entre 2002 y 2000). La industria armamentística de EE UU compite en este negocio con la de Rusia, Francia y Reino Unido. Y del lado de los clientes, Asia está empezando a despuntar. Rusia se une a la militarización de Oriente Próximo En el polvorín de Oriente Próximo llueven armas y no proceden sólo de Washington. Rusia ha vuelto entrar con fuerza a la carrera de venta de armas y se ha erigido ya en la segunda potencia, con la ventaja además de que no tiene grandes enemigos en la zona y por tanto vende a unos y a otros. Tras la desorientación que siguió al derrumbe de la Unión Soviética, Rusia se ha embarcado en una política de afianzamiento en Oriente Próximo. Además, ha adquirido un nuevo peso en Argelia, país que está a punto de convertirse en su principal comprador de armas, por delante de China. El carácter estatal de las empresas de armamento y el peso del Estado en la industria permiten a Moscú proponer fórmulas atractivas de colaboración a largo plazo. A cambio de venderle armas, Rusia ha ofrecido a Argelia inversiones equivalentes de diversas empresas, incluidas las de hidrocarburos. La industria armamentista rusa se ha restablecido en los últimos años y goza del apoyo de Putin para recuperar los mercados que se perdieron en los noventa y también para abrir otros nuevos, incluso en feudos norteamericanos. Punto de referencia de la nueva política comercial del Kremlin es la gira realizada por el líder ruso este año a Arabia Saudí, Qatar y Jordania. A fines de 2006, Rusia y Jordania firmaron acuerdos para ampliar su colaboración militar. Oficialmente, Rusia vendió en 2006 armas por 3.880 millones de euros en 2006 (4.900 según el instituto sueco Sipri), lo que fue todo un récord, y se ha afianzado como segundo exportador mundial, tras EE UU. Los especialistas subrayan lo que podría denominarse el efecto carambola: que el equipo vendido a un cliente vaya a parar a otro. Esto le ha ocurrido a Rusia en la guerra de Israel contra Líbano, donde la resistencia libanesa encabezada por Hezbolá tenía armas rusas vendidas supuestamente a Siria e Irán, y le ocurre a EE UU en Irak. El suministro estadounidense dará argumentos al lobby militar ruso para superar las reticencias del Gobierno ante exportaciones delicadas. Al no tener tropas destacadas en la zona, a diferencia de EE UU, a Moscú puede no importarle cómo se utilicen esas armas, a no ser que fueran atómicas, un sector donde impera una lógica de otro tipo. Rusia aporta su experiencia histórica como imperio en Oriente Próximo. Según Malashenko, la táctica de hablar con los integristas adoptada por Moscú está justificada, porque "el radicalismo islámico es un fenómeno objetivo", una "tendencia y no una enfermedad del mundo musulmán". "Rusia fue la primera en sostener que sin contactos con Hamás no se podía regular el conflicto palestino, y se adelantó a Occidente en aprender a trabajar con los radicales", señala. La posición rusa tiene contradicciones, ya que trata de propiciar un proceso de paz, pero, "desde el punto de vista económico, Rusia utiliza las crisis en la región, ya que la situación en Irán, Irak y Oriente Próximo ayuda a mantener altos los precios del petróleo", señala Malashenko. Libia anuncia que ha comprado misiles por 168 millones a EADS El Gobierno de Trípoli anunció el viernes 2 de agosto la firma de un contrato de armamento con una filial del consorcio europeo EADS, controlado por Francia. Este acuerdo implica la compra de misiles anticarro Milan por valor de 168 millones de euros, según declaró un alto funcionario libio a la agencia France Presse. La información no ha sido desmentida por el Gobierno francés. Según el funcionario libio, que pidió el anonimato, el contrato se ha firmado con MBDA, número uno mundial en sistema de armas teledirigidas, filial del grupo europeo EADS, y se trata del primer acuerdo con una empresa de la UE desde el levantamiento, en 2004, del embargo sobre la venta de armas a Libia. Trípoli ha firmado un segundo contrato con EADS para la adquisición de un sistema Tetra de comunicación por radio, por 128 millones de euros. El portavoz de la presidencia francesa, David Martinon, declaró a la cadena de televisión privada LCI: "Supongo que es verdad, pero no lo confirmo. No es mi trabajo comentar las transacciones comerciales". Lo que sí aseguró Martinon es que ningún contrato se ha firmado durante la visita de Nicolas Sarkozy a Libia. El viaje de Sarkozy, según el portavoz, también ha servido para acelerar los contactos comerciales con empresas francesas. Según Martinón, París y Trípoli concluyeron, "con intervención del ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, un acuerdo general en materia de defensa y armamento", que incluye también la construcción de un reactor nuclear civil. En una entrevista publicada por el diario Le Monde, Saif alIslam, hijo de Muammar el Gaddafi, aseguraba que la parte fundamental de ese acuerdo era la compra de misiles Milan franceses. Según las declaraciones del hijo de Muammar Gaddafi, Francia construiría también en Libia una fábrica de armas para la producción y mantenimiento de los misiles. Al ser interrogado sobre esos acuerdos militares, Sarkozy fue tajante: "No las hay", dijo. El ministro Kouchner admitió: "Puede que existan negociaciones comerciales en curso desde hace años, tanto civiles, de armamento o de cualquier otro dominio". La Comisión Europea se mostró extremadamente prudente a la hora de pronunciarse sobre esta información. La portavoz de la comisaria de Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, declinó hacer declaraciones sobre la supuesta participación de las autoridades europeas en este pacto, pero no excluyó que pudiera haber acuerdos bilaterales de algún Estado miembro con el Gobierno libio. La misma portavoz indicó que la UE no mantiene ningún embargo de armas hacia Libia. Parece que Occidente ha decidido definitivamente cerrar los ojos a lo que está pasando en Oriente Próximo. Los gobiernos occidentales siguen colaborando con las dictaduras, callan ante la violación de derechos humanos a la que están sometidos los ciudadanos en el Mundo Árabe. Son muy conocidas las violaciones de derechos humanos que cometen gobiernos como el del reino saudí, aliado destacado de Estados Unidos, el régimen de Gaddafi, amigo de Sarkozy, y las monarquías del Golfo. En la misma dirección, el silencio es cada vez mayor sobre la permanente violación del derecho internacional por parte de Israel en Palestina y el secuestro de y encarcelamiento ilegal de ciudadanos árabes por parte de EE.UU. con la complicidad de algunos gobiernos europeos. Las partes que están sembrando Oriente Próximo de armamento son las mismas que en público hablan de construir la paz y la democracia en la región más rica de petróleo en todo el mundo!!. Fuentes: El País, Le Monde, France Press, Sipri Ver también: Israel confirma que recibirá de EE UU más de 30.000 millones en ayuda militar en 10 años
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