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Elecciones palestinas:  La única esperanza  para legítimas conversaciones  de  paz

Dr. Mustafá Barghouthi

Secretario de General  de la Iniciativa Nacional Palestina
Traducción: Carlos Sanchís

   No es difícil  de  percibir un problema dentro de un  sistema  político  de  un país   cuando  se puede decir  que  ha experimentado cinco gobiernos consecutivos  en el  espacio de un año.  El advenimiento del segundo gobierno  de  Ahmed Qureia  a principios  de   este mes debe  formular  al pueblo palestino  un cara a cara  con la crisis  endémica de  su sistema político.  Sin embargo, este quinto intento   de consolidar un gobierno  palestino lleva consigo pocos méritos  que sugieran que un sexto intento  no le va a seguir en breve.

  Las circunstancias al respecto por las que el recién surgido   gobierno de Qureia ha alterado sólo insignificantemente aquellos impedimentos de las agendas previas,  la  todavía dominante y no representativa ‘vieja guardia ’ continúa  sustrayendo el sistema político y, consecuentemente,  a los negociadores de la  paz  de cualquier legitimidad.  El  continúo estancamiento resultante provee al  primer ministro israelí, Ariel Sharon, la justificación para mantener el status quo y perseguir  intereses predispuestos -   a saber,  la sistemática exacerbación de una ocupación ilegal combinadacon la creación de un horroroso sistema de segregación racial -.  Mientras tanto parece que esos palestinos en posiciones autorizadas  pueden ver apenas pasar una evidente escalada en la competición  interna de a  quien pueden coger  primero los israelíes.  Iniciando nuevos acuerdos construidos nada más que sobre  realidades virtuales mientras Sharon continúa, de facto, construyendo serias realidades de anexión y segregación racial sobre el  terreno.

  Los lúgubres pronósticos sobre el destino del gobierno de  Ahmed Qureia son quizás inevitables a la luz del destino del anterior y cuarto.  Aún cuando las dinámicas responsables de la sucesión de fracasos está también  del todo clara.  El hecho  de que Palestina ha experimentado cinco gobiernos consecutivos en menos de un año, claramente refleja una crisis profunda en la estructura política palestina - una crisis forzada a  persistir mientras el sistema político palestino permanezca como  un   sistema "cerrado".  Las reglas de la estrategia de régimen  han impedido la implementación de un número de procesos y reformas que son esenciales para el desarrollo de formas institucionales de tomas de decisión representativas.

El proceso más, obviamente,  carente y más desesperadamente necesitado son unas  elecciones democráticas.  La administración actual y el Consejo Legislativo tienen  maneras coherentemente fundadas para prolongar su  mandato original, que debía  haber terminado con una nueva ronda de elecciones en 1999.  Desde entonces el parlamento ha funcionado sin revalidación con una mayoría de un  66 por ciento de  miembros de  Fatah.  El partido gobernante tiene una mayoría absoluta que ha  durado siete  años, por lo menos, permanecido invariable con la ausencia de elecciones.  Esta ausencia trasciende  a todos los sectores de sociedad.  Las elecciones no han tenido lugar al nivel municipal desde 1976 después de que Israel impidiera  todas las posibilidades  electorales hasta 1994.  Desde su inauguración ese año, la Autoridad Palestina ha tomado  sobre sí misma el nombramiento de  los más de seis mil  miembros municipales en vez de haber sido  elegidos por la población.  Después de casi diez años de prerrogativa, la Autoridad Palestina ha desarrollado, sin duda, un inherente desapego  hacia la perspectiva de convocar  elecciones, aún más probablemente la Autoridad Palestina es adversa a abrir el sistema por temor a perder el control y el poder que durante tanto tiempo ha disfrutado.

 La ausencia de elecciones y la incapacidad de transformar las normas del  sistema palestino en un sistema responsable de gobernanza ha afectado seriamente  la viabilidad de toda la vida política en Palestina.  Muchos miembros del Consejo Legislativo Palestino y de la sociedad civil han presionado y públicamente han exigido  la convocatoria  de elecciones legislativas y presidenciales en Palestina.  Con la finalidad  de conseguir  elecciones, sin embargo,  debe haber un consenso caracterizado por decisiones palestinas internas unificadas; como las promovidas por la Iniciativa Nacional Palestina (un movimiento democrático de oposición establecido  en Junio 2002).  Tales grupos de oposición que intentan  llegar a ser parte del proceso político, que desean participar en la toma democrática de decisiones no  pueden encontrar, sin embargo, ninguna manera  de romper el status quo existente.

La incapacidad de estos grupos para expresar sus opiniones y ser escuchados  y representados es un riguroso debilitamiento de la  sociedad civil;  importante en la  dinámica de democratización y en el proceso de construcción nacional.

Sin ratificar por unas elecciones y, de este modo, despojados de cualquier autoridad representativa, esos  que ahora  están regateando  el futuro de Palestina están  socavando seriamente la legitimidad de cualquier negociación con Israel. 

 Las elecciones son así una condición precedente vital para la paz.  La experiencia europea demuestra claramente que la paz verdadera, viable y duradera puede establecerse únicamente  entre democracias, ratificada por representantes que hayan sido elegidos libremente.

Esos que niegan  elecciones no solamente traicionan al pueblo palestino sino que también juegan derechos a las manos de Sharon quien ha hecho simultáneamente de la reforma política palestina un  pre-requisito para  las negociaciones, mientras sistemáticamente socava cualquier esfuerzo de reforma.

Presentar a la Autoridad Palestina  como un régimen corrupto de terror no es un llamamiento a la reforma palestina sino una excusa para  las continúas violaciones de Israel o para no alinearse  con la actual "Hoja de Ruta" para la paz  respaldada por los EE.UU. 

   La última cosa que  Sharon quiere es cualquier  institución representativa palestina legítima, y él, ciertamente,  no quiere al pueblo palestino facultado mediante un gobierno democráticamente establecido.  Tal como  él es,  es  muy improbable que termine la ocupación y su política de castigo colectivo de cierres, puestos de control militar  y toques de queda que restringen  las libertades palestinas y, de ese modo,  inhiben el desarrollo de una sociedad democrática.  La ocupación en  proceso entonces sirve para nuevas  justificaciones de la Autoridad Palestina de suspensión de elecciones ante  las condiciones físicas sobre el terreno, principalmente el asedio y la fragmentación del territorio palestino, la carencia de libertad de movimiento, además de la constante escalada militar  israelí  e incursiones, todo  ello representa que la mera posibilidad de llevar a cabo  elecciones  libres y justas sea completamente impracticable.

Consiguientemente, los demócratas palestinos y una comunidad en libertad que está  desesperada por cambios están en un estancamiento.  Las elecciones son, sin duda, esenciales  para restablecer la viabilidad del sistema político,  acabar con la crisis política y  respaldar  un sentido de legitimidad mediante la  representación a cualquier futura  iniciativa de paz.  Aún a la vez, la  libertad de movimientos es necesaria para  asegurar que  estas elecciones puedan  tener lugar.  La Autoridad Palestina es sincera al  destacar la imposibilidad de celebrar  elecciones en el clima  actual del asedio y total ocupación.

 El Sr. Qureia  recientemente ha cedido a la presión popular al anunciar la fecha para las elecciones en Junio 2004. Pero estas elecciones no tendrán lugar a menos que la comunidad internacional provea una presencia internacional para asegurar una relajación de las condiciones políticas y territoriales que hacen las elecciones imposibles. 

Mientras la comunidad mundial debe exigir y asegurar elecciones libres y justas a la Autoridad Palestina, estas elecciones requieren que una libertad de movimientos que puede  únicamente lograrse mediante una retirada  de las fuerzas militares israelíes y el desmantelamiento de todos los puestos de control militares.

Las celebraciones mediáticas  en Londres, Ginebra y Madrid de reuniones y los acuerdos construidos sobre realidades virtuales significan poco cuando la  actual realidad sobre el terreno significa la consolidación de la ocupación y la creación sistemática del apartheid; de la segregación racial.  Esta es la realidad apoyada por Sharon:  destrucción del verdadero potencial  para la paz; la solución de los dos estados. 

Editor Ahmed Hijazi
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