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Entrevista con René Aquarone,
representante de la UNRWA en Gaza
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La vida en Palestina

Mundoarabe.org, 5/01/2005
"Las estadísticas de muerte, destrucción y pobreza no llegan a transmitir el verdadero sufrimiento de la población en los territorios ocupados. Barrios enteros (...) han sido arrasados. En nuestras escuelas una generación completa crece en un ambiente de violencia aterradora. La maldición de la pobreza endémica alcanza ahora a dos tercios de la población".

Peter Hansen, director de la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos, UNRWA, resumió así, en noviembre, la situación en Gaza y Cisjordania.

La agencia viene ayudando a los refugiados palestinos desde hace más de 50 años, pero desde el inicio de la Intifada en 2000 ha tenido que poner en práctica planes adicionales de emergencia.

Más de un millón de palestinos dependen para subsistir de los alimentos distribuidos por UNRWA, que ha denunciado los altos índices de desnutrición y desempleo entre la población palestina.

¿Cuántas personas viven en los campamentos de refugiados de Cisjordania y la Franja de Gaza?

La población de refugiados en los territorios ocupados es de aproximadamente dos millones, unos 900.000 en Gaza y el resto en Cisjordania.

Se trata de personas que han sido obligadas a abandonar sus tierras en el año 1948, cuando se estableció el Estado de Israel.

¿Todos ellos dependen de la ayuda de UNRWA?

Nosotros brindamos educación, salud y servicios sociales a todos los que lo piden, en el caso de la educación es prácticamente para todos.

No solamente trabajamos en los territorios ocupados, sino con refugiados palestinos en Siria, Jordania y Líbano. En total tenemos 500.000 alumnos en las escuelas. Es una operación muy grande.

Crisis alimentaria

En cuanto a la distribución de alimentos, UNRWA pidió en noviembre fondos para operaciones de ayuda a 1,6 millón de palestinos en los territorios ocupados.

¿Se trata de personas que, si no fuera por UNRWA, no tendrían qué comer?

Así es. Desde el comienzo de la Intifada casi toda posibilidad de empleo para palestinos en Israel se ha acabado. Antes de la Intifada eran 130.000 los palestinos que trabajaban en Israel. Estamos hablando de 130.000 familias, casi un millón de personas, porque las familias son grandes.

Toda esta gente no tiene trabajo, más aún por las acciones militares israelíes, y la gente no tiene recursos, toda la economía se ha derrumbado casi totalmente.

¿Por qué estas personas ya no tienen trabajo?

Trabajaban en Israel, cada día cruzaban la "frontera virtual" entre Gaza e Israel o Cisjordania e Israel para realizar más que nada trabajos agrícolas.

Pero desde el comienzo de la Intifada palestina contra la ocupación Israel no autoriza el ingreso de la inmensa mayoría de los que antes podían cruzar. Ahora lo hacen tal vez 2.000 o 3.000 que tienen la autorización y pasan. Una cosa es tener la autorización y otra poder pasar.

Un informe del Banco Mundial de noviembre dice que un 50% de los palestinos viven en la pobreza, con menos de 2 dólares al día.

UNRWA ha denunciado que uno de cada cinco niños en los territorios palestinos ocupados sufre de grave desnutrición.

Hace cuatro años que estamos en este programa de emergencia que es adicional a nuestro trabajo normal.

Por falta de fondos hemos tenido que bajar el nivel de ayuda alimentaria del 80% de lo que una familia precisa a un 60%, y ahora a 40%, porque sencillamente no nos llega suficiente dinero para hacer esto mejor.

¿Es decir que las familias reciben sólo el 40% de los alimentos que precisan para subsistir?

Así es. Van a tener que intentar hallar lo demás en otro lugar. Hay mucha solidaridad familiar. Algunos reciben ayudas económicas del exterior, de familiares que trabajan en el exterior. Si no, sobreviven con mucho menos.

Los efectos de esto no se ven de forma inmediata. No por haber bajado nuestra ayuda vamos a ver malnutrición al día siguiente. Eso va a tomar mucho más tiempo para llegar a ser visible, pero sin duda lo va a ser y vamos a empezar a ver los síntomas de malnutrición y las consecuencias.

Vivienda y demoliciones

Desde septiembre de 2000, más de 25.000 palestinos han perdido sus hogares por demoliciones llevadas a cabo por los militares israelíes, según UNRWA, que ha construido casas para poco más de 1.100.

Su agencia dijo que Israel "destruye viviendas más rápido de lo que UNRWA puede construirlas".

¿Cuán grave es este problema?

Lamentablemente este problema sigue, a pesar de la nueva situación con el fallecimiento del presidente Arafat y con mucha actividad diplomática diciendo que hay una nueva oportunidad.

Después de unas dos semanas de tranquilidad, las operaciones militares se han reiniciado en la Franja de Gaza, en particular en la ciudad de Jan Yunis, en el sur. El 17 de diciembre hubo una nueva ofensiva militar israelí en la que se destruyeron 45 casas de refugiados, así que de nuevo 300 personas más están sin hogar.

Esto sigue a un ritmo con el cual no podemos competir. Es una cosa tremenda, hay mucha gente que no tiene nada que ver con el conflicto y se queda sin casa de nuevo, después de haber quedado sin vivienda en el año 1948 con el establecimiento del Estado israelí. Cincuenta años después se encuentran en la misma situación. Es una cosa sumamente trágica, se puede imaginar la emoción y los sentimientos de la gente cuando esto ocurre.

Nosotros esperamos que esto acabe y que el ejército israelí tome medidas y dejar de demoler las casas palestinas.

Además de las demoliciones, los militares israelíes han arrancado olivares. ¿Cuál es la situación de la agricultura?

Cada vez que hay una operación militar no solamente se ataca a los activistas, también los civiles están en el medio. Las casas son destruidas y muchas veces -la última vez fue en el campo de refugiados palestinos de Yabalia hace dos meses, en la Franja de Gaza- se destruyen hectáreas y hectáreas de tierra agrícola con olivares, naranjos y productos que son cruciales para que la gente sobreviva a pesar de la situación económica.

Esto no solamente es económicamente un desastre para la población, sino que es muy simbólico, un símbolo de la manera en que no se respeta nada, no se respeta la tierra. Y lógicamente un olivar, o naranjos, se replantan, empiezan de nuevo, pero no van a tener fruta por cuatro, cinco, ocho o diez años.

El muro

UNRWA he denunciado que el nuevo muro construido por Israel en Cisjordania ha dejado comunidades sin acceso a servicios médicos. ¿Qué hace UNRWA al respecto?

El muro pasa por algunos lugares en que separa a la población de los establecimientos que tenemos para educación y salud.

También hay problema para que lleguen a los hospitales, porque la mayoría de los hospitales están en Jerusalén y se está encerrando totalmente.

Aunque el muro no está terminado, ya a alguien que vive al lado de Jerusalén y tiene que ir al hospital, en lugar de tomarle 15 minutos le toma tres horas. Debe hacer un recorrido muy largo hacia el sur de Jerusalén y volver por el norte, etcétera. Para gente anciana, enferma, esto está lejos de ser ideal.

Nuestros equipos móviles han sido muy útiles en situaciones de emergencia, por ejemplo para mujeres que están por dar a luz, las ambulancias se detienen en los retenes, y hay muchos casos de mujeres que tienen que dar a luz en el retén mismo, en un taxi, y en muchos casos esto ha terminado de forma trágica.

Nuevas generaciones

En los testimonios que cita UNRWA en su sitio en la internet se habla de una niñez traumatizada por la violencia, educada a su vez por maestros que son a su vez "hijos" de la primera Intifada.

¿Qué hace UNRWA por los adolescentes? ¿Qué perspectivas tienen?

Tenemos un programa bastante grande de ayuda para estrés postraumático, de ayuda psico-social. También de intentos para explicar a los niños cómo sobrevivir en esa situación difícil y, a pesar de todo, no olvidar principios de tolerancia y respeto hacia los otros.

Ahora, darle perspectiva a alguien en estos momentos en la Franja de Gaza es sumamente difícil. La gente no puede entrar, no puede salir. La mayoría de la gente está totalmente encerrada. La única frontera por la que podría salir es la de Egipto, que también está controlada por Israel.

Ahora (esa frontera) está cerrada desde hace dos semanas. Ha estado muchas veces cerrada para hombres entre 25 y 40 años. Hay niños que quieren ir a estudiar en el exterior y no pueden hacerlo. Es muy difícil ofrecer perspectivas.

Ayuda internacional y perspectivas

UNRWA pidió en noviembre 186 millones de dólares. ¿Qué tanta ayuda ha llegado?

La ayuda que se pidió es para el año próximo. Tenemos pocas promesas fijas, pero tenemos entendido que los donantes mayores (Estados Unidos, la Comisión Europea, países como Noruega y Suecia) van a seguir brindándonos apoyo.

No es suficiente. El año pasado recibimos más o menos la mitad de lo que habíamos pedido, por eso hemos tenido que reducir la ayuda alimentaria. Tenemos que hacer lo que podemos con lo que se nos da.

Parecería que, gane quien gane las elecciones palestinas, la población deberá seguir dependiendo de UNRWA.

Eso depende de una cosa. El Banco Mundial lo ha indicado muy claramente. Si se abren las fronteras y es posible el intercambio económico entre las áreas palestinas e Israel, paulatinamente se podrán recuperar los territorios y podríamos empezar a bajar los niveles de ayuda de emergencia.

Pero esto depende de Israel; son los únicos que tienen esta llave, literalmente, para darle una apertura.

El Banco Mundial lo ha indicado. Si esto no ocurre, seguirán los palestinos dependiendo de nosotros y de otras agencias, y seguiremos en esta suerte de emergencia crónica.

Tenemos la esperanza de que hay posibilidades de cambio. Estamos anhelando y esperando que sea el caso, y que veamos, porque hasta ahora no hemos visto, actos concretos de ambos lados para reanudar los lazos y hacer que sea posible que el proceso de paz retome una nueva fuerza.

Las elecciones son importantes para la democratización de la sociedad palestina, pero en sí no van a darnos la fuerza económica que precisamos.

UNRWA ha tenido problemas en el pasado y exigió disculpas a Israel por acusaciones de que una de las ambulancias de UNRWA fue usada para transportar un misil.

¿En qué condiciones trabaja ahora?

Es difícil para nuestro personal local viajar, porque siguen los retenes en Cisjordania y Gaza. Seguimos trabajando a pesar de esto.

Se ha comprobado que las acusaciones del gobierno israelí eran falsas. El Gobierno israelí ha reconocido que cuando dijo que había un misil Kasam (de fabricación casera) en una ambulancia, no era un Kasam sino una camilla.

Fuente: BBC.

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