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_______________________________________ Gaza, ¡adiós! Marwan
Bishara
Ambos se han reunido en un momento en que las
relaciones entre Estados Unidos e Israel son tan sólidas pero cuando también
sus respectivos líderes muestran una situación de vulnerabilidad y
aislamiento. Dan por sentado que el vínculo que les une los preservará de los
crecientes desafíos que entrañan las investigaciones oficiales, los fallos de
la seguridad y su decreciente popularidad. Desgraciadamente, las cosas no son
tan sencillas. Los próximos meses mostrarán que esta reciente cumbre de “líderes
tambaleantes” ha contribuido en mayor y no en menor medida a incrementar sus
apuros y a erosionar la posición de Estados Unidos en la zona. Bush, queriendo
asegurarse la forma final de las negociaciones entre israelíes y palestinos según
sus preferencias políticas al sellar con su actitud aprobatoria la postura de
Sharon, ha puesto aún más si cabe en un aprieto a los aliados árabes de
EE.UU. y se ha distanciado aún más de ellos; aliados que precisa urgentemente
a medida que EE.UU. se ve más mortificado e incomodado por tres guerras: las de
Irak, Afganistán y “el terrorismo internacional”. Aún peor, ha reforzado
la determinación de los enemigos de su país alentándolos a reclutar más
adeptos en tanto que su propia ciudadanía se siente cada vez más decepcionada
por el proceso diplomático y político actual. Asimismo, el hecho de que Sharon
haya rechazado tratar con los dirigentes palestinos y haya preferido reunirse y
negociar su plan con el presidente norteamericano (¡su décima reunión hasta
la fecha!) demostrará ser un profundo y definitivo fracaso. Socavar la
autoridad de los dirigentes palestinos no facilitará que prosperen los
activistas proisraelíes sino, por el contrario, que surja el caos susceptible
de acarrear mayor inseguridad a Israel y a la zona. La arrogancia engendra errores, lo que se
comprueba con ocasión del error desastroso cometido por Bush y Sharon –ebrios
de un poder espoleado por el objetivo de la seguridad– al arrasar literalmente
la senda del proceso de paz de Oriente Medio, predeterminar sus resultados y
destruir todas las esperanzas posibles en la conclusión Conviene añadir que ambos están apostando
asimismo por el poder del dinero. La Administración Bush confía en que miles
de millones de dólares en concepto de ayuda a Israel (10.000 millones según
los israelíes) contribuyan a que Sharon estimule la economía y a que resarza o
reasiente a 10.000 colonos, con lo que obtendría el visto bueno de su partido
para facilitar que la cumbre árabe del verano cuente con la anuencia árabe y
la suma de factores allane el camino a la cumbre del G-8, que apruebe así
10.000 millones de dólares para que los palestinos puedan reconstruir la franja
de Gaza. Representantes estadounidenses, británicos y
del Banco Mundial, reunidos con los palestinos e israelíes, así como con
representantes del sector privado, estudian la forma de destinar 1.000 millones
de dólares anuales durante diez años para la rehabilitación urbana y el
asentamiento de población refugiada en nuevas localidades en la franja de Gaza.
Como ya es habitual al tratarse de un proceso de paz promovido por EE.UU., dará
la sensación de que el método funciona... durante un tiempo, para fracasar
cuando los árabes caigan en la cuenta de que Israel no ha hecho más que volver
a desplegar –y no retirar– sus fuerzas, actuando con entera libertad so capa
del derecho otorgado por EE.UU. de luchar contra el terrorismo según le parezca
conveniente. Y aumentará la cólera de los palestinos mientras Israel se traga
el resto de Cisjordania y ellos no logran tomar realmente posesión de la
deteriorada franja de Gaza, una de las áreas más subdesarrolladas del mundo
con un 80% de refugiados. En Palestina, como en Irak, Estados Unidos
tendrá ocasión de aprender en definitiva que el poder y el dinero no bastan
para construir la paz y la democracia cuando éstas se pretenden implantar al
dictado de países y potencias extranjeras. Al fin y al cabo, ¿qué gana un
pueblo controlando el mundo si se pierde a sí mismo? ¡Qué deplorable que Estados Unidos e Israel no hayan aprendido de los errores ajenos e insistan en incurrir en los propios! |
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Editor Ahmed
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