Qué bien suena
esta palabra y
qué recuerdos
nos traen de la
niñez. Seres
despiadados, sin
escrúpulos,
taimados y hoy
en día con armas
de repetición.
Estamos deseando
ver a los que
-gracias a
Garzón ¿quién si
no?- nos harán
una visita
esposados dentro
de poco.
Que se quiten
los corsarios de
la especulación
urbanística y
financiera, que
se callen los
filibusteros de
las finanzas de
los partidos
políticos, que
se ahoguen en el
Mar Caribe los
bandoleros de
las SICAV, ya es
hora de conocer
a verdaderos
piratas.
A diferencia de
los primeros
que, aunque
salen en la
televisión y son
conocidos por
todos, siguen en
libertad, no
parece que estos
desconocidos se
les vayan a
escapar a los
valientes jueces
nacionales. Como
se dice
vulgarmente,
tienen todas las
papeletas: son
negros, están a
la cuarta
pregunta, son
musulmanes y se
han atrevido a
atacar a
españoles.
Bien pensado
quizás los
detenidos no
estén tan
apesadumbrados
como podría
parecer. En
primer lugar,
por fin comerán
caliente tres
veces al día y
verán a un
médico,
probablemente
por primera vez
en su vida.
Además, estarán
a salvo de los
misiles que
lanza de vez en
cuando Estados
Unidos sobre su
país y también
de las balas que
disparan etíopes
y algunos
compatriotas a
sueldo del
imperialismo.
Aunque les pese
a los que ganan
dinero y
posición con el
envío de barcos
y aviones de
guerra hacia las
costas de
Somalia, la
realidad no es
que este país
esté infestado
de piratas que
quieren sacar
tajada de los
pesqueros
españoles que
faenan en sus
aguas y
cercanías, sino
más bien al
contrario.
Quizás los
pescadores
españoles
podrían perdonar
a los somalíes
el que no sepan
diferenciar
entre los que
llegan a sus
mares sin aviso
ni permiso, si
son pescadores
de Bermeo para
llevarse su
riqueza,
marineros de
Estados Unidos
en misión
militar o
trabajadores
italianos para
verter residuos
nucleares.
Según el
Programa de
Naciones Unidas
para el
Desarrollo
(PNUD), los
pescadores
somalíes viven
en uno de los
países más
empobrecidos del
mundo, cuyos
habitantes tiene
una esperanza de
vida al nacer de
alrededor de 48
años, con más
del 60 por
ciento de
analfabetismo y
sin ley de
escolarización
obligatoria, con
un 36 por ciento
de niños menores
de 5 años que no
tienen el peso
que han de tener
a esta edad, con
medio millón de
refugiados y uno
de desplazados
internos, con
cientos de miles
de personas en
condiciones de
vida similares a
las de los
anteriores y con
tanta carencia
de todo,
especialmente de
sus derechos
humanos.
La página web de
UNICEF dice que
las
probabilidades
de que un niño
somalí sobreviva
hasta la edad
adulta están
entre las más
bajas del mundo.
A esto se añade
que las
probabilidades
de que la madre
muera durante el
embarazo y el
parto están
entre las más
altas del
planeta (debido
a) enfermedades,
deshidratación,
malnutrición y
carencia de agua
potable. Sólo un
37 por ciento de
la población
tiene acceso a
condiciones
higiénicas
adecuadas,
mientras que
abunda el cólera
y la
tuberculosis.
http://www.unicef.org/somalia/children.html
Quizás los
somalíes podrían
perdonar a los
pescadores
españoles el que
no sepan la
diferencia entre
pescar
ilegítimamente
en las costas de
Somalia y en las
de Noruega y que
cada país tenga
formas
diferentes de
defender lo que
es suyo.
En el año 2005
la marina
Noruega apresó
un barco de
arrastre gallego
por pescar
ilegalmente
fletán azul en
sus aguas. El
comunicado
noruego dice:
Durante la
inspección
descubrimos que
el pesquero de
arrastre español
tenía grandes
cantidades de
fletán azul
pescado
ilegalmente y
escondido a
bordo. También
descubrimos que
la embarcación
arrojaba pescado
por la borda,
explicó Steve
Olsen,
comandante-capitán
y jefe del
escuadrón norte
de la guardia
costera noruega,
en un
comunicado. En
declaraciones a
la edición
digital del
diario Aften
Posten, Olsen
llega a
calificar
incluso al
pesquero de
arrastre de
pirata.
Y sigue: El
barco de la
guardia costera
Cabo Norte
apresó al Monte
Meixuerio y le
mandó poner
rumbo hacia la
ciudad de Tromso,
en el noroeste
de Noruega;
órdenes que, al
parecer,
desobedecieron
los pescadores
españoles.
http://www.skyscrapercity.com/archive/index.php/t-283890.html
Quizás se podría
perdonar a los
noruegos el que
sean tan
pesados, ya que
al día siguiente
de ese
apresamiento, 20
de noviembre de
2005, la marina
noruega apresa
al segundo
pesquero gallego
en dos días. Es
acusado de haber
pescado más de
cien toneladas
de fletán azul
al igual que el
arrastrero
vigués Monte
Meixueiro
detenido ayer.
El pesquero de
arrastre Garoya
Segundo es
sospechoso de
haber pescado
fletán azul,
señaló la marina
noruega. El
comunicado
continúa
diciendo que el
capitán ha sido
denunciado por
proporcionar
información
incorrecta sobre
las capturas al
Directorio de
Pesca-organismo
responsable en
Bergen- y por
manipulación del
diario de
capturas.
http://www.skyscrapercity.com/archive/index.php/t-283890.html
Tal vez se
podría perdonar
a los medios de
comunicación
españoles el que
omitan durante
estos días la
historia de los
barcos españoles
apresados hasta
la fecha, la
cual se
desarrolla en
los siete mares,
ya que lo han
sido a mano de
patrulleras de
Noruega,
Marruecos,
Irlanda, Canadá,
Sudáfrica, Reino
Unido, etc.
Es algo irónico
que los
británicos se
dediquen hoy a
perseguir a
piratas
españoles, pero
se les podría
perdonar porque
Sir Francis
Drake inspiró a
Lope de Vega, a
García Márquez y
a algún que otro
creador de los
videojuegos que
tanto
entretienen a
nuestros hijos.
En Somalia no
hay gobierno
digno de tal
nombre desde
comienzos de los
años noventa,
casualmente la
época en que el
dueño de los
mares (y de la
tierra y el
espacio), el
pirata más
grande de todos
los tiempos, el
presidente de
Estados Unidos,
ordenó realizar
una intervención
militar en el
país, con la que
logró quebrar
definitivamente
su médula
espinal.
El presidente de
Somalia, Siad
Barre, fue
cliente de los
soviéticos en
los años
setenta, lo que
no fue
impedimento para
que Estados
Unidos le
apoyase en los
años ochenta.
Cuando la Casa
Blanca decidió
dar su apoyo a
los señores de
la guerra en la
década del 2000
para luchar
contra los
islamistas,
tampoco tuvo
ningún problema.
Se podría
perdonar a los
occidentales el
que únicamente
recuerden la
muerte de 19
marines que
participaron en
la operación
militar de
Mogadiscio
gracias desde
luego a que
Hollywood hizo
una película
sobre los
hechos-, pero
los somalíes no
han olvidado que
unos 1000
compatriotas
suyos fueron
abatidos por
soldados de
Estados Unidos.
A pesar de
dirigir una
dictadura
sangrienta,
Barre contó
durante años con
la ayuda
internacional al
desarrollo
estadounidense,
lo cual
significa
principalmente
armas para que
se maten los
beneficiarios
entre sí y apoyo
político para
justificar las
muertes según la
amenaza en boga
en cada momento:
comunismo,
tráfico de
drogas,
extremismo
islamista,
luchas tribales,
etc.
A esta actividad
típicamente
estadounidense,
se añade la
inundación del
mercado
alimentario
somalí con
cereales
subvencionados y
otras
intervenciones
por intereses
petroleros y
geopolíticos, lo
que da como
resultado una
nación
destrozada
física y
moralmente en la
que sólo florece
la lucha por la
supervivencia,
que lógicamente
gana el más
fuerte.
Los mares
somalíes tampoco
se han librado
de la
intervención
extranjera. Como
señala a
principios de
2009 Johann Hari
en The
Independent, con
su artículo
“Le están
mintiendo sobre
los piratas”,
varios países
occidentales han
aprovechado la
ausencia de
Estado en
Somalia para
verter residuos
nucleares en las
profundidades
oceánicas. Las
consecuencias
para la
población son
como las de las
guerras que
sufren en
tierra, aunque
de más larga
duración.
Para colmo de
desgracias, los
pescadores
somalíes han de
observar desde
la costa a
enormes
barcos-factoría
con banderas
extranjeras que
se llevan
toneladas de
pescado, cuando
ellos apenas
consiguen
arrancar al mar
con sus chalupas
unos kilos para
ir tirando.
Quizás podrían
ser perdonados
por no querer
que sus hijos se
mueran ante sus
ojos por no
poder disponer
de los recursos
que otros se
llevan para los
suyos.
Los españoles
que pescan en
aguas de Somalia
y sus
alrededores y
los que se comen
esa pesca en
España podrían
ser perdonados
por querer algo
tan sencillo y
tan razonable
como faenar en
paz y comer
proteínas
respectivamente.
También se les
podría perdonar
el que voten a
políticos que
les garanticen a
cualquier
precio, la vida
de otros
incluida, el
trabajo y la
comida.
También se
podría perdonar
a esos
dirigentes
nacionales por
aliarse con sus
vecinos con el
fin de enviar a
varios buques de
guerra apoyados
por aviones de
combate a
disputarles la
comida a los
desharrapados
somalíes, en
lugar de pagar
antes los
derechos de
pesca o incluso
las multas
después si se
hacen trampas,
como ha sucedido
en muchas
ocasiones con
barcos
españoles.
Lo que resulta
imposible de
perdonar es que,
sabiendo cómo se
machaca de forma
inmisericorde a
los somalíes, se
les culpe y
persiga cuando
lo que hacen es
defenderse de
los verdaderos
piratas.
Los piratas han
sido
tradicionalmente
bien
considerados por
el pueblo, las
películas y las
novelas; desde
que copan el
gobierno, el
parlamento y las
multinacionales
dan asco.
____________________________________________________________
Agustín Velloso
Santisteban
Es profesor en
la UNED-Facultad
de Educación
* Gracias a
Ignacio
Gutiérrez de
Terán, autor de
Somalia, el
abismo
insondable, por
sus sugerencias.